Chile tiene las condiciones para ser un ejemplo y referente de transformación energética: cuenta con un potencial de, al menos, 1.384 GW, considerando la mayoría de los medios de generación eléctrica renovables, como la eólica, solar, geotermia e hidroeléctrica.
La energía tiene un efecto directo en los distintos ámbitos del quehacer diario, incidiendo de manera directa en nuestra calidad de vida e impactando las comunicaciones, el trabajo, el transporte, la calidad del aire, el cambio climático y las actividades productivas.
En ese contexto, el mundo energético está llamado a ser parte de la transformación hacia la modernidad y el progreso, abriendo grandes oportunidades a la inversión y el desarrollo en nuestro país de una matriz limpia, segura y competitiva, con altos estándares de calidad ambiental y de suministro, reduciendo las emisiones de carbono acorde a nuestros compromisos.
Chile tiene las condiciones para ser un ejemplo y referente de transformación energética: cuenta con un potencial de, al menos, 1.384 GW, considerando la mayoría de los medios de generación eléctrica renovables, como la eólica, solar, geotermia e hidroeléctrica. Para lograr esto, es necesario generar las condiciones para aprovechar los recursos y las condiciones privilegiadas del país, para permitir una integración masiva de energías renovables.
En este contexto quisiera relevar la potencialidad del hidrógeno, que es el más abundante y liviano de los elementos existentes. No es tóxico ni posee olor, pero no se encuentra libremente disponible en el ambiente, por lo que debe ser producido desde diversas fuentes.
En nuestro país, el uso de hidrógeno no es algo nuevo. Se usa para procesos de refinación de petróleo, como el hidrotratamiento, hidrocraking y desulfuración de combustibles; en el sector alimenticio para hidrogenar grasas; en la industria del vidrio; en tratamientos térmicos de metales y en sistemas de refrigeración como las turbinas de plantas termoeléctricas. También puede ser usado como insumo en la producción de fertilizantes para la agricultura.
Según la Agencia Internacional de Energía, en 2017 la industria del hidrógeno para uso industrial globalmente tuvo un valor de U$115 mil millones, y hay estimaciones de que crecerá más de 30% en los próximos cuatro años. Con esto, se espera que la industria existente y su cadena de suministro puedan servir como base para los futuros usos del hidrógeno.
El gobierno del Presidente Sebastián Piñera busca liderar la modernización energética para que Chile pueda no solo adaptarse a los cambios tecnológicos, sino acelerar su desarrollo y ser un referente de este proceso en la región.
La buena noticia es que se vislumbra una oportunidad de producir “hidrógeno verde”, en base a las abundantes energías renovables que Chile posee.
El hidrógeno y otras innovaciones energéticas deben contribuir a la modernización de la energía, su gestión, su reducción de costos, su aplicabilidad y flexibilidad, con el fin de mejorar la competitividad de las empresas y el bienestar de la ciudadanía.
Bajo esa premisa, como Ministerio de Energía estamos enfocados en conocer el ecosistema de la economía del hidrógeno y en identificar las oportunidades que podría traer su incorporación a la matriz energética, con un uso y producción segura, eficiente y competitiva a partir de energías renovables.
Este desafío lo debemos asumir en conjunto con las empresas, los emprendedores, la academia, los centros tecnológicos, los ciudadanos y el sector público.
Todos estamos convocados a seguir trabajando para que la energía siga siendo una piedra angular que nos impulse al desarrollo como país y como individuos
Por Susana Jiménez, ministra de Energía
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