Si bien durante el confinamiento las centrales de producción eléctrica convencionales siguieron trabajando, quedó en evidencia que las instalaciones que emplean energías renovables tuvieron los mejores niveles de rendimiento y eficiencia.
COVID 19 y el confinamiento mundial
Ya a finales de 2019 se conocía la existencia de una afección respiratoria aguda, que apareció por primera vez en la ciudad china de Wuhan; pero el día 11 de marzo de 2020 el mundo entero quedó azorado, cuando desde la OMS se decretó el estado de Pandemia mundial, debido a la proliferación de la enfermedad COVID 19, provocada por un virus del tipo coronavirus (por su conformación física) llamado SARS-CoV-2.
El gigante asiático había comenzado el año confinando grandes zonas de su país adyacentes al foco inicial del brote, con el objetivo de aislar al virus y detener el contagio de dicha enfermedad, que resultaba completamente desconocida para médicos, técnicos sanitarios y científicos, pero de la que no se tardó en comprobar que era altamente contagiosa.
Algunos países siguieron su ejemplo recluyendo en sus hogares a los pobladores de las ciudades más afectadas antes e inmediatamente después de declararse la Pandemia y los hubo que decidieron esperar un poco más, para minimizar la crisis económica que seguiría al parón laboral. España fue uno de los primeros en confinar a todo el país el 14/3, tras declarar el estado de alarma nacional.
¿Qué implicaba el confinamiento?
En España el confinamiento fue estricto. Solo pudieron salir de sus casas todas aquellas personas cuyos trabajos se consideraban esenciales: personal sanitario, fuerzas del orden, bomberos, encargados de limpieza y desinfección, empleados de supermercados y de grandes proveedores, etc.
Todas las demás actividades se detuvieron por completo, excepto en el caso de ciertas empresas, como las eléctricas, de telefonía, de agua, etc., que trabajaban con un mínimo de empleados, para no dejar sin los servicios mínimos indispensables para vivir dignamente, al resto de la población que estaba confinada en sus hogares.
Durante la segunda mitad de marzo, abril, mayo y parte de junio, el consumo de agua y especialmente el de electricidad descendió de manera significativa en todo el país, puesto que los grandes consumidores de estos servicios, es decir las empresas, industrias y entes públicos permanecieron cerrados.
Las energías renovables reinaron durante el confinamiento
Mientras la población se encontraba confinada en sus casas debido a la pandemia por COVID 19, especialmente la energía solar del tipo fotovoltaico, pero también la solar térmica, la hidroeléctrica y la eólica fueron las estrellas en cuanto a producción de energía eléctrica, ya que sus niveles de generación fueron muy significativos. Esto sucedió, porque una vez que las instalaciones que se emplean para la explotación de este tipo de energías renovables están finalizadas y comienza a funcionar, necesita un mínimo de mantenimiento.
Ejemplo de ello son los parques de paneles fotovoltaicos, que generan electricidad a partir de los lúmenes emitidos por el Sol, casi sin necesidad de personal. Ello implicó que, mientras todos estaban confinados en sus casas y las centrales térmicas funcionabas en mínimos aceptables, las que explotaban las energías renovables al no depender prácticamente de la mano del hombre más que para realizar controles periódicos de funcionamiento (que muchas veces pueden hacerse a distancia y por teletrabajo), siguieron produciendo sin parar y sin limitaciones.
Por ello, durante el confinamiento que duró desde el 14 de marzo al 21 de junio de 2020, en determinados momentos casi el 27% de los hogares españoles se abastecieron de electricidad, que se generó a partir de fuentes de energías renovables, sin emisión de contaminantes y por tanto producida de manera sostenible.
Un porcentaje de esta electricidad que llegó a los hogares, supermercados, hospitales, etc. provino de los llamados autoconsumidores es decir, de quienes tienen sus propias instalaciones con las que aprovechan la energía solar para satisfacer las necesidades de sus hogares y/o negocios y cuyo excedente se volcó a las redes nacionales.
Si algo quedó muy claro durante el confinamiento por la pandemia de COVID 19, es que la explotación de las energías renovables además de generar energía a largo plazo sin contaminar el medio ambiente o sea de manera sostenible, es la que tiene mejor rendimiento y visto lo visto, podría ser clave para el mundo entero, de cara a estar preparados para hacer frente a este tipo de situaciones.
A más pandemias, más energías renovables
El cambio de matriz en cuanto a producción energética, ya sea para la generación de electricidad o para promover la movilidad eléctrica es ya una necesidad perentoria mundial. Durante el confinamiento esto ha quedado más que patente, cuando los cielos de las grandes ciudades que padecen altos índices de contaminación se tornaron claros y nítidos.
Dentro de los paquetes de medidas que los gobiernos están implementando, con el fin de paliar y revertir los efectos de la crisis económica provocada por la pandemia de coronavirus, destaca un decidido apoyo a la tan mentada transición energética, mediante subsidios que fomenten, por ejemplo: el empleo de energías renovables y de coches eléctricos.
Pero si queremos estar preparados para las futuras pandemias, que según los científicos podrían acontecer en los próximos años, será imprescindible que se destinen fondos para la innovación y la investigación de las energías renovables y que se instalen las infraestructuras adecuadas, para que cuando se consiga tener una nueva matriz energética de corte sostenible, la electricidad generada llegue eficazmente a todos los usuarios.
Fuente/Ecoticias Chile Energías/www.chileenergias.cl www.facebook.com/chileenergia.cl/ twitter.com/chileenergias #chileenergias,#energías,#CambioClimático, #eficienciaenergética