A lo largo del día, estamos expuestos a varios elementos que pueden contener microplásticos. Las botellas de agua de plástico, las alfombras sintéticas e incluso los productos de belleza son algunos ejemplos. Estos objetos pueden aumentar nuestra exposición a estas diminutas partículas de plástico. Los microplásticos también se pueden inhalar e ingerir con alimentos o bebidas.
Aunque todavía no se comprende completamente el impacto preciso que los microplásticos pueden tener en nuestra salud a largo plazo, sí sabemos que tienen la capacidad de afectar las células humanas y generar consecuencias negativas tanto para el medio ambiente como para los organismos que lo habitan.
Si estás consciente de los lugares donde puedes encontrarte con microplásticos en tu vida diaria, tendrás una mejor comprensión de cómo identificarlos y, posteriormente, reducir tu exposición hacia ellos.
¿Qué son los microplásticos?
Los microplásticos son fragmentos diminutos de plástico, generalmente de menos de 5 milímetros (0,2 pulgadas) de tamaño. Estos pueden originarse a partir de dos fuentes principales:
Los microplásticos primarios son aquellos que se producen con un tamaño inferior a 5 milímetros. Estos productos incluyen elementos como brillantina, microfibras sintéticas utilizadas en la producción de tejidos como el vellón, y microperlas que se emplean en productos de cuidado personal como exfoliantes faciales y pasta de dientes.
Los microplásticos secundarios son partículas de plástico muy pequeñas que se originan a partir de la descomposición de grandes trozos de contaminación plástica, como bolsas o botellas de agua. A medida que estos objetos se descomponen en fragmentos más pequeños, eventualmente se convierten en microplásticos. Los contenedores de plástico pueden liberar partículas con el paso del tiempo o al ser expuestos a altas temperaturas.
Los microplásticos, al descomponerse, pueden llegar a convertirse en nanoplásticos que son aún más pequeños. Estos tienen un tamaño inferior a 0,001 milímetros.
Encontrados en humanos
Los plásticos son altamente duraderos, lo que significa que pueden descomponerse en microplásticos pequeños. Estas partículas diminutas pueden ser ingeridas o inhaladas con facilidad a medida que estamos expuestos a ellas a lo largo de nuestras vidas. Aunque aún no se conoce con exactitud el efecto preciso de estos, las investigaciones indican que podrían desencadenar una mayor respuesta inflamatoria, toxicidad y alterar el equilibrio del microbioma intestinal.
Durante el año 2020, se realizaron descubrimientos científicos preocupantes. Se encontraron microplásticos en las placentas de mujeres sanas, lo cual plantea inquietudes sobre nuestro entorno y su impacto en la salud humana. Los expertos creen que estas partículas podrían provenir de productos comunes como artículos de cuidado personal, pinturas, cosméticos y envases. Debido al reducido tamaño, una vez que son ingeridos o inhalados, tienen la capacidad de viajar a través del torrente sanguíneo. Después de realizar el estudio, se encontró que no se detectaron microplásticos en todos los participantes. Esto indica que pueden existir algunos factores del estilo de vida que podrían influir en esto.
Es conveniente tener en cuenta que los microplásticos pueden encontrarse en el cuerpo humano, pero ¿sabemos cómo ingresan allí?
Microplásticos en alimentos, bebidas y aire
A pesar de que los microplásticos están presentes en numerosos aspectos de nuestra vida diaria, se ha investigado poco sobre su impacto en nuestra salud. Sin embargo, sí sabemos que estos microplásticos pueden encontrarse fácilmente en diversos alimentos y bebidas comunes.
Según los científicos, se estima que el estadounidense promedio ingiere entre 39,000 y 52,000 partículas de microplásticos al año.
Un estudio reciente reveló que se han encontrado microplásticos en algunas marcas de agua embotellada. Estos microplásticos más comunes son plásticos poliméricos, como el polipropileno que se utiliza para fabricar las tapas de las botellas. La contaminación se origina tanto en el proceso de fabricación como en el embalaje, según se cree. Estas dos áreas son consideradas las principales fuentes de contaminación en muchas industrias.
Es cierto que se han encontrado partículas microplásticas en el agua del grifo, pero los niveles son significativamente más bajos en comparación con el agua embotellada.
Se han descubierto microplásticos no solo en la cerveza, sino también en la sal marina y los mariscos empaquetados. Es importante tener en cuenta que la exposición a estas partículas es mayor en los mariscos como bivalvos o peces pequeños que se consumen enteros.
Es cierto que algunas bolsitas de té están hechas de plástico, lo cual puede resultar preocupante. Según investigaciones, al remojar una bolsita de té de plástico se pueden liberar hasta 11,6 mil millones de partículas microplásticas en una taza. Además, el mismo estudio reveló que se liberaron aproximadamente 3.100 millones de partículas nanoplásticas. De acuerdo a un estudio reciente, se ha descubierto que las altas temperaturas del agua pueden tener un impacto en la liberación de partículas de plástico. Este hallazgo sugiere que los niveles de microplásticos consumidos podrían ser mucho más altos de lo que se había estimado en investigaciones anteriores.
También en el aire
Además de la preocupación por consumir microplásticos a través de los alimentos y las bebidas, hay que tener en cuenta que también es posible inhalarlos. Un estudio realizado en Australia descubrió que el polvo del aire interior puede contener una variedad de micropartículas, incluyendo aquellas compuestas por plástico. Se encontró que las casas con pisos alfombrados contienen casi el doble de fibras de origen petroquímico, como el polietileno y poliacrílico. Por otro lado, las casas con pisos duros presentan una mayor presencia de fibras de polivinilo.
Se encontró que las tasas de inhalación e ingestión de microplásticos fueron de 12.891 ± 4.472, siendo más altas en niños pequeños. Esto se debe a que los niños pequeños tienen una frecuencia respiratoria más alta y un peso corporal inferior, lo que contribuye a esta mayor exposición a los microplásticos. Los niños también pasan más tiempo jugando en el suelo, lo cual aumenta su exposición a los microplásticos presentes en el polvo. Además, es común que se lleven las manos a la boca, lo que incrementa aún más la probabilidad de estar expuestos a estas partículas.
En un estudio anterior, se estimó la cantidad de microplásticos que los niños menores de 6 años ingieren o inhalan. Según este estudio, se estima que ingieren alrededor de 6,1 miligramos de microplásticos por cada kilogramo de peso corporal en un año. Para ilustrar la cantidad de microplásticos presentes en nuestro entorno, imaginemos que para un niño de 5 años, esta cantidad equivale al tamaño de un guisante. Aunque puede parecer una cantidad pequeña en el transcurso de un año, aún no comprendemos completamente los efectos acumulativos que estos microplásticos pueden tener en nuestros cuerpos.
Impacto en la salud humana
Es cierto que los microplásticos están presentes en todos lados, pero aún se requiere de más investigación para comprender a profundidad cómo afectan nuestra salud a largo plazo.
En la actualidad, los científicos están dedicados a investigar y desarrollar métodos que nos permitan detectar la presencia de microplásticos en el tejido humano. Estos métodos serán fundamentales para determinar si los microplásticos representan un riesgo para nuestra salud o si su acumulación no debe ser motivo de preocupación.
Las investigaciones realizadas hasta la fecha han confirmado que los microplásticos tienen la capacidad de afectar negativamente a las células humanas. Estos diminutos fragmentos pueden provocar estrés oxidativo, desencadenar respuestas inmunitarias como reacciones alérgicas y, en pruebas toxicológicas, incluso causar la muerte celular. Es importante destacar que aún se requiere de una mayor investigación para comprender completamente el proceso de acumulación y eliminación de los microplásticos en nuestro cuerpo.
En la actualidad, muchas personas eligen activamente evitar el uso de microplásticos en la medida de lo posible. Esto se debe a que somos conscientes de los impactos negativos que pueden tener en el medio ambiente y la vida silvestre.
Con información de treehugger.com
Fuente/Ecoportal Chile Energías/www.chileenergias.cl www.facebook.com/chileenergia.cl/ twitter.com/chileenergias #chileenergias,#energías,#CambioClimático, #eficienciaenergética