Durante este año, la capacidad de generación de electricidad a partir de recursos como el sol y el viento fue tal, que alcanzó la meta que se esperaba para 2025. Los expertos dicen que en 20 años, toda la energía eléctrica que consume el país podría provenir de estas fuentes limpias y que, incluso, podría convertirse en exportador del recurso para la región. No obstante, se requiere sortear una serie de desafíos.
La energía que provienen del viento y del sol -principalmente- ya no se proyecta solo como una solución a mediano plazo para la producción de electricidad libre de emisiones. Ya son una realidad.
De hecho, Chile se había colocado la meta de llegar al año 2025 con una capacidad de generación instalada en las plantas de energías renovables no convencionales (ERNC), equivalente al 20% de la matriz energética del país. Pero esa meta se cumplió con creces seis años antes.
En octubre, las ERNC alcanzaron los 5.828 MW de capacidad instalada, lo que actualmente equivale el 23% de toda la generación de electricidad del país, según un reciente informe de la Asociación Chilena de Energías Renovables y Abastecimiento (Acera).
Los factores que han determinado este crecimiento son tres dice José Ignacio Escobar, presidente de Acera y Director General Sudamérica de Acciona Energía. “El primero es el desarrollo de estas tecnologías, lo que permite generar electricidad a precios muy competitivos. El segundo es un factor regulatorio institucional donde tenemos una política energética a largo plazo, lo que da seguridad a los inversionistas en apostar por tecnologías nuevas y recuperar las inversiones”, dice.
Y agrega: “el tercer factor es el social, donde la sociedad ha jugado un papel importante empujando tecnologías limpias, la descarbonización y la recuperación de las zonas de sacrificio”.
Según Escenarios Energéticos 2030, una plataforma integrada por especialistas para proponer el desarrollo de políticas para este sector, las energías limpias con mayor desarrollo actualmente en Chile son la solar, fotovoltaica y eólica. Por su parte, la geotermia tendrá un rol menor pero muy importante, por su capacidad de variación y adaptabilidad. En cambio, la mareomotriz no tiene aplicaciones comerciales en este momento, siendo la energía más inmadura en su implementación.
A esto se suman, dicen los expertos, múltiples beneficios de las ERNC: utilizan fuentes primarias, renovables, limpias, no tienen emisiones, ni contaminantes locales y son altamente competitivas en el mercado y amigables con el medioambiente, reduciendo las emisiones de CO2. Son fuentes nacionales y evitan, por ejemplo, la importación de combustibles fósiles. Generan empleo y democratizan el acceso a la energía.
Según cifras del Ministerio de Energía, a noviembre de 2019, y en términos de proyectos pequeños y de gran escala (sin considerar generación distribuida), Chile tiene una capacidad total neta instalada de 4801 MW, en centrales eólicas y solares, que en conjunto constituyen poco más de 200 centrales eléctricas, equivalentes a un 19,3% de la capacidad total neta instalada del país.
En desarrollo tecnológico, el mejoramiento de los paneles solares está permitiendo que la energía solar fotovoltaica –que convierte la energía del sol directamente en electricidad- sea la puntera en la materia, que en la actualidad lidera con una participación en la generación de energía del 18%, según estadísticas de Acera.
“El principio de funcionamiento de los paneles solares es el mismo, pero la tecnología ha ido mejorando a través de distintos materiales como el silicio o el teluro de cadmio, el mejoramiento en la disipación del calor y las nuevas alternativas de dispositivos para almacenar la energía producida por los paneles”, explica Ximena Zárate, académica del Instituto de Ciencias Químicas Aplicadas de la Universidad Autónoma e investigadora asociada del Núcleo Milenio en Procesos Catalíticos hacia la Química Sustentable.
“La buena noticia es que se predice una disminución gradual del costo de esta tecnología a medida que aumente su eficiencia, lo cual es una opción prometedora para que las personas en sus casas aporten de esta manera al cuidado del medio ambiente”, señala Zárate.
Un ejemplo de este incesante crecimiento es el proyecto Cerro Dominador en la Región de Antofagasta, formado por una planta fotovoltaica con una capacidad de 100 MW y está en construcción la primera planta termosolar –aquellas que utilizan el calor del sol para generar electricidad- de América Latina, con 110 MW de capacidad y 17,5 horas de almacenamiento térmico.
En conjunto, el campo solar del complejo alcanza las 1.000 hectáreas. El complejo evitará la emisión de unas 870.000 toneladas de CO2 al año y permitirá responder a la demanda de energía de la población y de la industria gracias a la combinación de ambas tecnologías.
Una proyección auspiciosa
Ha sido tal su crecimiento en los últimos cinco años que se proyecta que sigan batiendo todas las metas puestas por el anterior y el actual Gobierno. El objetivo, de acuerdo con la política energética, es que al año 2050 el 70% de la energía que se consume en el país provenga de fuentes como la fotovoltaica o la eólica, que se logrará paralelamente con la implementación del Plan de Descarbonización.
Diego Luna Quevedo, Secretario Ejecutivo de Escenarios Energéticos 2030, tiene un positivo pronóstico. “Para los años que vienen, la incorporación de las ERNC al sistema de generación debería aumentar anualmente en torno a dos puntos porcentuales. El cumplimiento del 70% contemplado en la Política Energética 2050, debiera superarse ampliamente, llegando al 100% en ese año”, afirma.
Al respecto, el Ministro de Energía, Juan Carlos Jobet afirma que “las energías renovables, convencionales y no convencionales, generaron el 45% de la electricidad que consumimos en el 2018. Eso va a ir en aumento porque tenemos mucho potencial, tanto que incluso podríamos transformarnos en exportadores de energía limpia para toda la región. Hoy, sólo en energía solar tenemos en construcción proyectos por casi US$1.800 millones”.
Para el presidente de Acera también se espera que crezca rápidamente su penetración en la matriz. “Tenemos ya algunos estudios hechos con universidades y otras instituciones que dicen que es técnica y económicamente factible llegar a un 70% de energías renovables al año 2030. Nosotros creemos que se podría llegar a un 100% al 2040, si se mantiene el crecimiento de los últimos años”, opina José Ignacio Escobar.
Para lograrlo, se necesitarán tecnologías fotovoltaica, eólica e hidráulica, y además, ampliar el “desarrollo de las que están más atrás como la geotermia, la concentración solar de potencia, el pump storage (almacenamiento de energía hidroeléctrica), como el caso de la empresa Valhalla Energía, la biomasa y la energía de los mares. Todas ellas son muy complementarias distribuidas a lo largo y ancho de Chile que permitirán mejorar la oferta energética”, agrega Escobar.
Sin embargo, para que todo esto ocurra es fundamental que los costos de almacenamiento de este tipo de energía disminuyan “Si queremos lograr estos niveles de penetración de las ERNC necesitamos sistemas de almacenamiento. Esto está en discusión a nivel de reglamento y esperamos tener una Ley de Flexibilidad el próximo año donde se va a contemplar el almacenamiento en todas sus tecnologías. A esto se suma la importancia de la generación domiciliaria y conectada a redes de distribución. Esto permite que los consumidores puedan producir su energía y comercializarla a través de la Ley Net Billing”, explica el ejecutivo de Acera.
Fuente/Pulso Chile Energías/www.chileenergias.cl www.facebook.com/chileenergia.cl/ twitter.com/chileenergias #chileenergias,#energías,#CambioClimático, #eficienciaenergética #COP25,