Home » Noticia Destacada, Noticia País, Noticias E » La puerta de salida del coronavirus es una ciudad de peatones, ciclistas y autobuses
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Espacio suficiente (aceras como es debido) para que los peatones puedan caminar manteniendo la correspondiente distancia de seguridad; más y mejores servicios de metro y autobús; y más y mejores vías por las que poder circular en bicicleta de forma segura y accesible.

Esas son las claves que, según Greenpeace, deben tener en cuenta los ayuntamientos para garantizar la movilidad cuando comience el fin del confinamiento.

Greenpeace ha difundido hoy un comunicado (en el que destaca esos tres principios) y con el que quiere sumarse “a los técnicos, expertos, colectivos sociales y a la ciudadanía que ya están solicitando cambios urgentes en el espacio urbano de nuestro país, siguiendo la estela de otras ciudades en todo el mundo que están apostando por soluciones de urbanismo táctico”.

La organización ecologista destaca en especial “las medidas relativas a ampliar de manera provisional la superficie peatonal para garantizar el espacio entre las personas transeúntes, ya sea peatonalizando calles completas o extendiendo las aceras mediante vallas sobre la calzada”.

Todo ello, en aras de mantener la distancia física necesaria para proteger la salud de la ciudadanía y ante “la amenaza -alertan los ecologistas- de un aumento en el uso del automóvil” (que podría llegar de la mano de quienes no quieren usar el transporte público por temor a que no haya espacio suficiente en él como para mantener la distancia de seguridad).

Greenpeace solicita así a los ayuntamientos “que sigan los pasos de capitales como Berlín, París o, más recientemente, Barcelona, que están ampliando el espacio peatonal e implantando nuevos ejes ciclistas sobre la calzada”. En nuestro país -apuntan desde esta oenegé-, el Ayuntamiento de Barcelona ha sido el primero en anunciar que acometerá algunas de estas medidas actuando sobre 32 kilómetros de sus principales calles, como la Diagonal o la Gran Vía.

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La organización ecologista también presta muy especial atención al transporte público, “que se verá muy afectado por la pérdida de ingresos y las restricciones de aforo”. Greenpeace apuesta por más y mejores servicios públicos de transporte, en los que se pueda mantener la distancia de seguridad.

Y, en ese marco, la oenegé recuerda a los ayuntamientos que tienen dos responsabilidades mayúsculas: “la de garantizar un espacio público seguro y suficiente para evitar un repunte en los contagios y la no menos grave de frenar los atascos y la contaminación derivados del incremento en el uso del automóvil cuando se recupere la actividad”.

En ese sentido, los ecologistas destacan que “estudios científicos comienzan a vincular la contaminación atmosférica con la afección del Covid-19”. Y efectivamente así es: varias investigaciones recientes han confirmado una mayor mortalidad por Covid-19 en zonas con elevados niveles de contaminación atmosférica (concretamente de dióxido de nitrógeno, sustancia que por lo demás -recuerda Greenpeace- causa más de 10.000 muertes prematuras al año en España).

Adrián Fernández, responsable de movilidad de Greenpeace: “estas medidas se pueden implantar de manera rápida y a coste muy reducido, ya que se emplean vallas, señales y pintura sin necesidad de obras de construcción. Estos planes pueden complementarse con medidas de gestión, como, por ejemplo, modificando la programación de los semáforos para evitar la acumulación de grupos numerosos de peatones esperando para cruzar”

La propuesta ecologista

Los vecindarios o distritos -explican desde Greenpeace- deben aumentar su representatividad, inspirándose en el ejemplo propuesto por París de redibujar “la ciudad a 15 minutos”, con todos los servicios esenciales disponibles a un cuarto de hora andando. Además, “el cambio de modelo dentro de la ciudad -señalan los ecologistas- pasa por una producción más local, ecológica y de proximidad, donde las propias urbes y zonas colindantes sean las productoras de alimentos”.

Según Greenpeace, esto implica, y aparte de las medidas de movilidad ya indicadas, (1) que se implementen normativas que impulsen los servicios esenciales públicos y el consumo de proximidad a través del pequeño comercio (alimentación, ropa, etcétera) en todos los barrios; y (2) que se fomente la reutilización y la reparación de productos.

Celia Ojeda, responsable de la campaña de Ciudades de Greenpeace: “la forma de comprar, alimentarnos, movernos y usar el tiempo libre va a cambiar y solo adaptándonos de una forma sostenible es posible asegurar un futuro mejor para la ciudadanía”

“Al reformular el consumo de bienes (alimentación, energía, etcétera) y la movilidad -concluyen en Greenpeace-, se promueven diferentes tipos de ciudades que conseguirán reducir las emisiones de gases contaminantes, hasta ahora los principales focos de aire tóxico y motores de la crisis climática”.


Fuente/Energias Renovables
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